¿QUÉ DIJO JETHRO SOBRE EL LIDERAZGO PASTORAL?
INTRODUCCIÓN
Jethro (Ragüel (Éxodo 2:18) fue un sacerdote madianita que se convirtió en suegro de Moisés, cuando éste, huyendo de la furia del Faraón por haber asesinado a un egipcio, se quedó en su casa. La Biblia dice poco sobre Jethro, sin embargo, reporta un hecho relevante: observó el día a día de su yerno Moisés, atendiendo las causas del pueblo hebreo cuando fue a su encuentro en el desierto, trayendo consigo, en esta visita, su hija Séphora y sus nietos hijos de Moisés (Éxodo 18:5).
Fue a partir de esta
observación que, al darse cuenta de los riesgos que corría Moisés como líder de
aquel pueblo, debido a su experiencia como sacerdote y pastor de ovejas, no
dudó en interrogar a su yerno, diciéndole: “¹⁴ Qué es esto que haces tú con el pueblo?
¿por qué te sientas tú solo, y todo el pueblo está delante de ti desde la
mañana hasta la tarde?” (Éxodo 18:14b).
Al
escribir este artículo nuestro objetivo es, utilizando la experiencia de casi
treinta años de ministerio pastoral en Brasil y en el extranjero, presentar y
discutir las principales causas y soluciones a las dificultades de la
delegación en la actividad pastoral. Delegar es una necesidad necesaria,
especialmente cuando crece el número de miembros en la iglesia, ya que el
crecimiento crea como consecuencia un aumento en las exigencias de la membresía
y actividades administrativas propias de una organización religiosa.
El principio de delegación está muy bien
consolidado en la Biblia, veamos los ejemplos:
a) Dios determinó que Moisés construyera el tabernáculo para que fuera el lugar de culto y adoración. Para llevar a cabo el proyecto que Dios le dio en el Sinaí, eligió artesanos hábiles y llenos del Espíritu Santo (Éxodo 31-1-11);
b) Al ser autorizado por Dios para reconstruir los muros de Jerusalén, Nehemías eligió líderes para que lo ayudaran en la obra. Fue precisamente gracias al proceso de delegación que, a pesar de la oposición de los enemigos, los muros fueron completamente reconstruidos en cincuenta y dos días (Nehemías 6:15);
c) Ya al comienzo de su ministerio terrenal, Jesús escogió, entre la multitud de sus discípulos, doce hombres para formar el apostolado. Los apóstoles fueron entrenados por Jesús para ayudarlo en su ministerio terrenal de universalizar su Iglesia (Mateo 28:19-20; Marcos 16:15);
d) A medida que crecía el número de discípulos en la iglesia primitiva, los apóstoles propusieron la elección de siete diáconos para atender las demandas materiales de los necesitados mientras ellos se dedicaban exclusivamente al ministerio de la Palabra y la oración (Hechos 6: 1-4);
e) Pablo ordenó a su discípulo Tito, cuando estaba en Creta, que estableciera presbíteros para que le ayudaran en el ejercicio de su ministerio pastoral (Tito 1:5).
Respondiendo
a Jethro, Moisés le dijo a su suegro: ¹⁵ "El pueblo me busca para consultar
a Dios. ¹⁶ Cada vez que alguien tiene una pregunta, me la traen, y yo decido
entre las partes, y les enseño la decretos y leyes de Dios" (Éxodo
18:15,16). La desaprobación de Jethro fue inmediata. Él dijo: ¹⁷ Lo
que estás haciendo no está bien. ¹⁸ Tú y tu pueblo quedaréis exhaustos, porque
esta tarea es demasiado pesada para vosotros. No puedes hacerlo solo”
(Éxodo 18:17,18). La tarea de delegar enfrenta los siguientes problemas:
1. PASTOREAR SIN HACER DISCÍPULOS
Aquí
no nos referimos al discipulado como parte del cumplimiento de la Gran Comisión
de la Iglesia (Mateo 28:19-20). Estamos hablando de líderes que forman a otros
líderes como lo hizo el apóstol Pablo con Timoteo, Tito y otros (Hechos 16:1-5;
Gálatas 2:1).
En
nuestra caminata ministerial, nos encontramos con pastores y líderes a quienes
no les importa capacitar a nuevos pastores. Formar nuevos líderes requiere
trabajar juntos, invertir tiempo y dedicación. El discipulador necesita
transmitir a sus discípulos sus experiencias pastorales y su relación con Dios.
Este es un gran desafío.
Al
observar el ministerio de los pastores que piensan ser posible caminar solos y
que son capaces de satisfacer las demandas de las ovejas que pastorean, podemos
ver señales claras de que la amplitud de su ministerio es limitada. Al mirar
más profundamente, es posible ver en los rostros de estos pastores huellas de
decepción por los resultados obtenidos y de agotamiento físico y emocional.
Si
pudiéramos crear un gráfico de líneas como diagnóstico del camino ministerial
de pastores que caminan solos y no pueden formar discípulos y, principalmente,
delegar actividades eclesiásticas y administrativas, veríamos que su ministerio
comienza con una curva ascendente, después pasa por un período de estabilidad y
finalmente la curva comienza a caer. Si este es el verdadero diagnóstico, es
hora de encender la luz amarilla. Jethro le dijo a Moisés que si insistíera en
servir al pueblo solo se desmayaría por completo, porque el labor era difícil y
no podía hacerlo solo (Éxodo 18:18). Delegar es necesaria y saludable, no
podemos sentir que tenemos que manejar toda la carga solos. Moisés no pudo
derrotar a los amalecitas solo, necesitaba que Aarón y Hur permanecieran
levantados mientras él oraba y Josué en el frente de guerra enfrentando a los
enemigos (Éxodo 17:11-13).
Delegar
puede ser un problema o una solución, dependiendo de cuánto invirtamos en hacer
discípulos. No podemos delegar tareas o ministerios a personas no calificadas,
intelectual, moral y espiritualmente. El “consejo de Jethro” a Moisés fue ²¹[…]
inquiere tú de entre todo el pueblo varones de virtud, temerosos de Dios,
varones de verdad, que aborrezcan la avaricia; y constituirás á éstos sobre
ellos caporales sobre mil, sobre ciento, sobre cincuenta y sobre diez”
(Éxodo 18:21).
El
éxito del proceso de delegación saludable depende de nuestra disponibilidad y
capacidad de discipular. Es en el discipulado donde es posible encontrar a
quienes cumplen con los requisitos bíblicos (Éxodo 18:21; Hechos 6:3; 1 Timoteo
3:1-13). Hacer discípulos es una tarea ardua pero bendecida.
Cuando
el pastor no delega, sentirá en algún momento de su ministerio que está
perdiendo fuerza y espacio. A partir de esta percepción, estalla en su
interior un torbellino de sentimientos y emociones negativas que le conducen al
agotamiento físico y emocional. Dice el investigador y pastor presbiteriano
Jefferson Alvarenga en su artículo “¿Pastores em Perigo?” que “el 45% de los
pastores han experimentado depresión o han pasado por el síndrome de Burnout,
un profundo agotamiento relacionado con el trabajo que conduce a la depresión”.
En este artículo, también presenta datos de la investigación realizada por
Pinheiro y Lipp quienes investigaron el estrés laboral entre pastores
metodistas, reportando que “el 50% de los participantes presentan un alto nivel
de estrés y el 64,5%, mala calidad de vida en cuanto al tema de salud".
El
“Consejo de Jethro” tuvo como objetivo principal la preservación de la salud
física y emocional de Moisés y el cansancio del pueblo por la demora en atender
sus demandas. Veamos lo qué dijo: ¹⁷” […] No haces bien: ¹⁸ Desfallecerás del
todo, tú, y también este pueblo que está contigo; porque el negocio es
demasiado pesado para ti; no podrás hacerlo tú solo”. (Éxodo 18:17,18).
Se puede comprobar que la falta de delegación perjudica la salud física y
emocional del pastor y la salud espiritual de la iglesia que pastorea.
La delegación es un
proceso que contribuye a un ministerio pastoral mas amplio. Es uniendo fuerzas
que podemos crecer juntos (Eclesiastés 4:9-12) en el cumplimiento de la “Gran
Comisión”.
2. LA DELEGACIÓN “PSEUDO”
Muchos pastores y líderes intentan
delegar tareas administrativas y eclesiásticas. Sin embargo, la inseguridad les
lleva a realizar una “pseudo” delegación. Existen actas de asambleas ordinarias
o extraordinarias de las Iglesias, que registran nombramiento o elección de
personas para auxiliar al pastor en su ministerio. Sin embargo, el proceso
delegativo no se pone en práctica. Delegar no es perder el control, sino
multiplicarlo. Fue sobre esta definición que Jethro aconsejó a Moisés cuando
dijo
¹⁹ Oye ahora mi voz; yo te aconsejaré, y Dios será contigo. Está tú por el pueblo delante de Dios, y somete tú los negocios á Dios.
²⁰ Y enseña á ellos las ordenanzas y las leyes, y muéstrales el camino por donde anden, y lo que han de hacer.
²¹ Además inquiere tú de entre todo el pueblo varones de virtud, temerosos de Dios, varones de verdad, que aborrezcan la avaricia; y constituirás á éstos sobre ellos caporales sobre mil, sobre ciento, sobre cincuenta y sobre diez.
²² Los cuales juzgarán al pueblo en todo tiempo; y será que todo negocio grave lo traerán á ti, y ellos juzgarán todo negocio pequeño: alivia así la carga de sobre ti, y llevarla han ellos contigo (Éxodo 18:19-22).
La delegación pastoral sólo
ocurre realmente cuando somos maduros en elegir hombres capaces y temerosos de
Dios con las otras calificaciones que presenta Jethro para que puedan ser
verdaderos asistentes del líder. No hay delegación sin confianza, ni sin que
tengamos madurez emocional para asumir riesgos. Es mejor correr riesgos que
hundirse ministerialmente. Al escoger hombres capaces, el pastor descansa.
Otra regla importante para
que la delegación realmente suceda. El líder necesita definir y hacer público lo
que se delega. No hay delegación cuando no somos capaces de definir los límites
y reglas para el proceso de delegación. Si no hay límites claros y bien
definidos, la delegación de tareas y responsabilidades en realidad no existe.
3. INSEGURIDAD Y MIEDO
Muchos
pastores se sienten inseguros en su papel bíblico de formar nuevos líderes
(Tito 1:5) y ejercer el ministerio junto con otros pastores. La inseguridad es
consecuencia del miedo a la traición o la decepción. No es saludable para
nosotros obstaculizar la expansión y perpetuidad del reino de Dios en la tierra
simplemente por temor a ser traicionados o decepcionados. Nuestro Pastor
Principal Jesús, aunque es Dios y conoce todos los corazones, formó su
ministerio apostólico eligiendo a doce hombres entre la multitud de discípulos.
Él no sólo los escogió, sino que los capacitó y probó (Marcos 6:7-11) para que
fueran los pastores de su Iglesia, con la misión de hacer discípulos entre
todas las naciones. Sin embargo, entre estos doce seleccionados había un traidor
(Mateo 26,47-50) y dos que, ya en la fase final de la convivencia humana con su
Maestro, todavía competían por el liderazgo del apostolado (Mateo 18,1),
contradiciendo todo lo que el Maestro había hecho y enseñado. De hecho, entre
los doce sólo uno se perdió, porque su corazón no era verdadero. El resto se
convirtió en líderes que siguieron los pasos del Maestro.
Pablo
fue el apóstol, un ejemplo de pastor comprometido con la formación de nuevos
pastores (Hechos 16:1; 2 Timoteo 4:11; Gálatas 2:1). Sin embargo, lo vemos
declararse abandonado por Demas al final de su ministerio (2 Timoteo 4:10). Por
otro lado, tuvo discípulos fieles como Timoteo, Tito y otros.
Cuando
tenemos un llamado de Dios no tenemos nada que temer, nadie ocupará nuestro
lugar. Los hermanos de José hicieron todo lo posible para frustrar los planes
del Señor en su vida, pero no pudieron. El propósito del Todopoderoso fue
utilizar a José para salvar a su pueblo de quedarse con hambre y esto se
cumplió plenamente en su vida. Los planes de Dios se imponen ante cualquier
enemigo o circunstancia. Él es el Señor que tiene el control de todo.
No
tengas miedo de las frustraciones y decepciones. Hacer discípulos, establecer
nuevos pastores y delegar tiene sus riesgos. Jesús no dejó de elegir a los doce
apóstoles por los riesgos, especialmente el de traición (Mateo 26:11). Él conocía
el corazón de Judas y sabía que no era fiel. No lo eligió por casualidad,
quería dar a nosotros una lección.
Si entre aquellos que fueron nombrados por pien conoce todos los corazones hubo un traidor, está claro a nosotros, que solo podemos ver el exterior (1 Samuel 16:7), tendremos que asumir más riesgos quando discipulamos y capacitamos a nuevos líderes. Sin embargo, tiene la seguridad de que entre aquellos a quienes está discipulando habrá siervos fieles que serán una bendición en tu ministerio.
CONCLUSIÓN
Dar atención y seguir el "Consejo de Jethro" es una cuestión de supervivencia física y ministerial. La falta de disposición para hacer discípulos y formar nuevos líderes puede resultar en el declive e incluso el fin del ministerio de muchos pastores.
Aquellos que persisten en no hacer discípulos
corren el riesgo de experimentar, en algún momento, el declive de su ministerio
pastoral. El pastor que discipula tiene una visión de futuro, su ministerio
siempre crecerá y prosperará espiritualmente.
Hacer discípulos y formar nuevos pastores y líderes
llevará inevitablemente nuestro ministerio a ser brillante, dinámico y vivo.
Los líderes que discipulan ganan el respeto de sus seguidores y de sus colegas.
Su ministerio se convierte en un referencial para otros pastores y líderes. Las
iglesias que pastorean no perderán su ritmo de crecimiento, la curva siempre
será ascendente. Además, el Nombre del Señor será exaltado por muchos a través
de su vida.
El "Consejo de Jethro" es el consejo más
sabio que cualquier líder puede recibir. Si prestamos atención a todo lo que él
dijo en su consejo al líder Moisés, nuestro ministerio será reposicionado y
cambiará inevitablemente de nivel, siendo próspero y saludable en todos los
aspectos: físico, emocional y espiritual.
¿Por qué contribuir a las estadísticas de pastores
enfermos, estresados, deprimidos o con otras enfermedades psicosomáticas?
Nuestro ministerio debe ser ligero y placentero. Fuimos llamados a ser
contagiosos a través de nuestra alegría, paz, gozo, amor y felicidad (Gálatas
5:22), no por la tristeza, la inseguridad, el miedo, la frustración y la
decepción.
Que este artículo, escrito con oración y
dependencia de Dios, pueda impactar la vida de muchos pastores y líderes. Amén.
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